lunes, 11 de agosto de 2014

Practicando con la ampliadora

Hace unos días disfrutamos de otra parte de la fotografía. Esa que viene después de revelar los carretes. Esa en la que también dependes de una luz roja que llena el ambiente de magia para que los hechizos se lleven a cabo mediante las pociones mágicas llamadas: revelador, paro y fijador. Fue un día de ampliadora.
 
 
Utilizar una ampliadora en un piso en el que por norma general no hay un lugar adecuado para ello es engorroso porque lo tienes que acondicionar todo para ello, tienes que cambiar muchísimas cosas de sitio, pero es un esfuerzo que para hacerlo de vez en cuando merece la pena.
 
Una ampliadora no tiene grandes misterios para utilizarla en modo aficionado, obviamente que para usarla de una forma más profesional hay miles de matices que controlar, pero nosotros no llegamos a esos extremos. Elegimos los negativos que nos gustan, los metemos en el portanegativos enfocamos, colocamos el papel, le proyectamos el fogonazo de luz y lo bañamos en las tres pócimas mágicas para hacer la magia.
 
 
Después se les pega una ducha de agua y se dejan secar para que estén dispuestas a ser guardadas en el álbum o cumplan el cometido elegido.
 
"Mi experiencia sobre la utilización de la ampliadora es totalmente satisfactorias y con unas sensaciones de bienestar que no aporta en ningún momento la fotografía digital. Todo el proceso tiene su encanto, desde preparar los líquidos hasta elegir los negativos. Cosa que aunque parece fácil cuando vas a ampliar una fotografía a un tamaño considerable no vale cualquier foto la buscas, la seleccionas e incluso cuando la estas enfocando en la ampliador sigues pensando si es la foto adecuada. Después de plasmar la imagen en el papel, aún invisible, llega el mágico momento del revelado que nunca, nunca me deja de sorprender y emocionar.
En definitiva, la experiencia de trabajar con la ampliadora es tan emocionante como hacer la propia fotografía. Algo inalcanzable con la fotografía digital. Eduardo Ponce C.


"Hacer ampliaciones tiene un encanto especial, es cuando ves el disparo que hiciste con la cámara en su esplendor máximo, siempre y cuando consigas un buen resultado con la ampliadora. Es el resultado final del trabajo.
Lo más curioso es que cuando eliges el negativo y haces la copia de la foto recuerdas cada detalle de cómo hiciste la foto, que tiempo hacía, como estaba el cielo, qué hora era e incluso de dónde soplaba el viento, aunque haga meses que hiciste el disparo en cuestión. Eso sin duda alguna se debe a que cuando haces una fotografía en analógico la piensas mucho más y te queda grabada en la memoriaJavier Ferdo 

martes, 25 de febrero de 2014

Tatuado en tu piel

En diciembre del 2013, nuestro compañero Eduardo Ponce C, recibió la visita de su amiga y fotógrafa de Ciudad Real, Patricia Hidalgo.

En varias ocasiones habían hablado de hacer una sesión de fotos, tanto analógica como digital.

Finalmente, esa sesión tan ansiada llegó y Eduardo pudo dar rienda suelta a un estilo fotográfico que le apasiona. "La sutileza y la sensualidad de las imágenes busca el alma de las personas", apunta el autor de las imágenes.

En esta ocasión os dejamos siete fotos digitales y otras cinco analógicas que han sido relevadas y digitalizadas por el equipo de la mirada fotográfica.

Fotografías tomadas con una analógica Ricoh XR-X:







Fotografías tomadas con una Nikon D-40: